sábado, 23 de diciembre de 2017

Trastorno Delirante (psicosis paranoide)

¿En qué consiste el Trastorno Delirante?

El Trastorno Delirante o Psicosis Paranoica es un trastorno psicótico que se caracteriza por la presencia de una o más ideas delirantes o fuera de la realidad, sin que por esto se produzca otra patología significativa concomitante
Para realizar este diagnóstico psicológico, las ideas delirantes deben persistir como mínimo un mes y no deben ser la consecuencia directa del consumo de algún tipo de sustancias o enfermedad médica.
Las personas que tienen Trastornos Delirantes están firmemente convencidas de cosas que no son realmente ciertas. Por ejemplo, creer que son buenos escritores y que le han concedido un premio Nobel o pensar que están siendo perseguidos y que hay personas que quieren hacerles daño.
Este tipo de trastorno forma parte de un grupo de trastornos caracterizado por la aparición de un único tema delirante o de un grupo de ideas delirantes relacionadas entre sí que normalmente son muy persistentes, y que incluso pueden durar hasta el final de la vida del individuo. El contenido del tema o conjunto de ideas delirantes es muy variable. A menudo es de persecución, hipocondríaco o de grandeza, pero también puede referirse a temas de litigio o de celos o poner de manifiesto la convicción de que una parte del propio cuerpo está deformada o de que otros piensan que se despide mal olor o que se es homosexual.
Suele comenzar hacia la edad media o avanzada de la vida, pero algunas veces, especialmente en casos de creencias sobre deformaciones del cuerpo, surge en el inicio de la madurez. El contenido de las ideas delirantes y el momento en el que aparecen y suele poder tener relación con algunas situaciones biográficas significativas, por ejemplo, ideas delirantes de persecución en personas que pertenecen a minorías sociales. Fuera del comportamiento directamente relacionado con el tema de las ideas o sistema delirante, son normales la afectividad, el lenguaje y el resto de la conducta.
Se caracterizan principalmente por ser personas con una o más ideas o creencias muy persistentes que no son ciertas pero invaden constantemente sus pensamientos, aunque no siempre influyen de forma directa en su vida cotidiana.
·       Su actividad laboral y social no tiene por qué verse afectada, a no ser que las ideas delirantes estén relacionadas con alguna de estas actividades o según el tipo de delirio. No obstante, la mayoría de las personas que sufren este trastorno desarrollan un estado de ánimo irritable, incluso pueden llegar a tener comportamientos violentos.
·       Suelen ser personas muy reservadas y guardan bastante secretismo a la hora de hablar sobre su delirio.
·       Son personas que pueden tener ideas incoherentes y desorganizas, aunque para ellas tiene un sentido indiscutible.


Tipos de ideas delirantes

Existen cuatro grandes tipos de delirios en función del tipo del delirio, son los siguientes.

Tipo persecutorio

Es el más habitual. Quien lo sufre está totalmente convencido de que es objeto de algún tipo de complot, y que le espían e incluso le persiguen.

Tipo grandioso

Este tipo de delirio hace que la persona se considere así misma alguien importante porque cree que ha realizado algún tipo de gran descubrimiento, que tiene un talento extraordinario o que ha sido el protagonista de algún acontecimiento importante. Pueden llegar a creer que son grandes científicos, banqueros, escritores, etc.

Tipo somático

Este tipo de delirio afecta a los sentidos. La idea más frecuente es la creencia de que una parte de su cuerpo desprende mal olor o que tiene algún parásito interno o caminando por su piel.

Tipo celoso

El objeto fundamental de este delirio es el convencimiento de que su pareja le es infiel. Este convencimiento está basado en suposiciones incorrectas y en pruebas inciertas. El gran problema de este tipo de idea delirante es que puede llegar a agredir físicamente a su pareja.

Tipo erotomaníaco

Se basa en la convicción delirante y persistente de ser amado por alguien. Generalmente aparece más en mujeres que creen recibir mensajes o señales encubiertas de la persona objeto de su delirio amoroso, y que suele ser un referente para ella (un doctor, profesor, cantante, etc). Por lo general, tienden a ponerse en contacto con esa persona a través de llamadas de teléfono, mensajes de móvil, cartas, regalos, etc. Normalmente, la persona objeto de dicha idea ocupa un estatus superior, aunque también puede ser un desconocido.

Tratamiento de los trastornos delirantes

Existen tratamientos que pueden aliviar los síntomas, reduciéndolos y ayudando a la persona a pensar con más claridad.
El terapeuta se centra en lograr la confianza del paciente a partir de una serie de pasos lentos y progresivos. Lo más importante al principio es aceptar aquello que nos explica, pero sin confirmar sus creencias, e intentar que explore sus pensamientos y sentimientos poco a poco.

Desde la perspectiva de la Terapia Cognitivo-Conductual, el abordaje terapéutico se centra básicamente en la modificación de la creencia delirante y sus consecuencias emocionales y conductuales. Es aconsejable visitar periódicamente a un psicólogo o psiquiatra como parte del tratamiento, con el fin de que le ayude y oriente a entender esos pensamientos y así poder controlarlos mejor y aprender, también, a prevenir problemas futuros.





Fuente.-   PsicoActiva.com

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viernes, 22 de diciembre de 2017

Trastorno de personalidad paranoide

Las personas con trastorno paranoide de la personalidad generalmente se caracterizan por tener un patrón desconfianza generalizada y suspicacia hacia los demás durante largo tiempo. Una persona con trastorno paranoide casi siempre cree que los motivos de otras personas son sospechosas o incluso malévolos.


Características de la personalidad paranoide
Los individuos con este trastorno piensan firmemente que las otras personas los quieren explotar, dañar  o engañar, incluso si no existe evidencia alguna que apoye dicha hipótesis. Si bien es bastante normal que todos tengamos un cierto grado de “paranoia” sobre ciertas situaciones en su vida (como por ejemplo la preocupación acerca de un inminente despido en el trabajo, o que tu jefe te trata peor que a otros, etc.), las personas con trastorno de personalidad paranoide llevan esto hasta un extremo, que incluye prácticamente todos los ámbitos ya sean profesionales, sociales o incluso familiares.
Es francamente difícil llevarse bien con los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad y con frecuencia tienen problemas en sus relaciones cercanas. Su suspicacia y hostilidad excesiva la pueden expresar con numerosos argumentos, en forma de quejas recurrentes, o también con tranquila indiferencia, aunque aparentemente hostil. Debido a que son hipervigilantes, ya que están en busca de amenazas potenciales, pueden actuar de una manera excesivamente  reservada, se autoprotegen y parecen ser personas “frías” y carentes de sentimientos. A menudo pueden parecer que son enormemente objetivos, racionales y no emocionales, pues suelen mostrar poco afecto, con expresiones hostiles, obstinación y sarcasmo. Su carácter combativo y sospechoso puede provocar una respuesta hostil en otros, que, paradójicamente, luego sirve para confirmar sus expectativas originales.
Dado que los individuos con trastorno paranoide de la personalidad carecen de confianza en los demás, tienen una excesiva necesidad de ser autosuficientes y un fuerte sentido de la autonomía. También necesitan tener un alto grado de control sobre los que les rodean. A menudo son rígidos, críticos de los demás y son incapaces de colaborar, además tienen grandes dificultades para aceptar cualquier tipo de crítica.
Este desagradable trastorno por lo general conduce a la angustia, el deterioro social, laboral y de otras áreas de funcionamiento que quienes lo padecen. El patrón de personalidad de estos sujetos es estable y de larga duración, y su inicio se remonta a la edad adulta temprana o la adolescencia.


Los síntomas del trastorno de personalidad paranoide

El trastorno de personalidad paranoide se caracteriza, como ya hemos visto, por una desconfianza generalizada y la suspicacia hacia los demás, de tal manera que sus motivos se interpretan como malévolos. Esto se presenta en una variedad de contextos, que deben incluir cuatro (o más) de los siguientes:
  1. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:
  2. Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar
  3. Preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
  4. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra
  5. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores
  6. Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
  7. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar
  8. Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel
  9. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.
El trastorno de personalidad paranoide generalmente no se diagnostica cuando ya se ha diagnosticado en el sujeto previamente otro trastorno psicótico, como la esquizofrenia o un trastorno bipolar o depresión con características psicóticas.
Debido a los trastornos de personalidad suelen tener una larga duración y patrones estables de comportamiento a lo largo del tiempo, se les diagnostica con mayor frecuencia en la edad adulta. Es raro que se diagnostiquen en la infancia o en la adolescencia, ya que un niño o adolescente está en constante desarrollo, cambios en la personalidad y la maduración. Sin embargo, si se diagnostica en un niño o adolescente, las características deben haber estado presentes durante al menos 1 año.
El trastorno de personalidad paranoide es más frecuente en hombres que en mujeres, y se produce en algún lugar entre 2,3 y 4,4 por ciento en la población general.


Las causas del trastorno paranoide de la personalidad

En realidad todavía no se sabe qué causa el trastorno paranoide de la personalidad. Hay muchas teorías sobre las posibles causas del trastorno de personalidad paranoide. La mayoría de los profesionales coinciden en un modelo biopsicosocial de la causalidad, es decir, las causas de son probablemente debido a factores biológicos y genéticos, factores sociales (por ejemplo, cómo una persona interactúa en su desarrollo temprano con su familia y amigos y otros niños), y psicológicos (la personalidad y el temperamento del individuo, moldeadas por su entorno y aprendieron habilidades para lidiar con el estrés de afrontamiento). Esto sugiere que ningún factor es responsable, más bien, es la naturaleza compleja y probablemente entrelazadas de los tres factores que son importantes. Si una persona tiene este trastorno de la personalidad, la investigación sugiere que hay un ligero aumento del riesgo para este trastorno que se transmita a sus descendientes.

Tratamiento del trastorno paranoide de la personalidad


Tratamiento del trastorno paranoide de la personalidad suele implicar la psicoterapia a largo plazo con un terapeuta que tenga experiencia en el tratamiento de este tipo de trastorno de la personalidad. Los medicamentos también se pueden prescribir para ayudar con los síntomas preocupantes y debilitantes específicas.




Psicoterapia
Al igual que con la mayoría de los trastornos de la personalidad, la psicoterapia es el principal tratamiento de elección. Los individuos con trastorno paranoide de la personalidad, sin embargo, rara vez se presentan para el tratamiento. Esto no nos debe sorprender, pues creen que ellos no tienen problema alguno, sino que son los demás los que conspiran en su contra.
La terapia que hace hincapié en un enfoque simple de apoyo, centrada en el cliente, ya que es lo mejor para que el paciente tome confianza, aunque es algo bastante difícil de conseguir. La finalización anticipada en estos pacientes, por lo tanto, es común. A medida que la terapia avanza, probablemente empiece a confiar más. Es entonces cuando comienza a revelar algunas de sus ideaciones paranoides más extrañas. El terapeuta debe tener mucho cuidado en encontrar el equilibrio entre ser objetivo con la terapia y respetar estos pensamientos del sujeto, para no levantar las sospechas y que vuelva a desconfiar. Es un equilibrio difícil de mantener, incluso después de que una buena relación de trabajo ha sido establecida.
Todos los médicos y personal de salud mental que están en contacto con alguien que sufre el trastorno paranoide de la personalidad, deben ser muy conscientes de su trato con este individuo. Las bromas sutiles y las alusiones a la información sobre el paciente, elevará una gran cantidad de sospechas. Un enfoque concreto y honesto, probablemente ganará los mejores resultados, centrándose en las dificultades actuales de la vida que ha llevado al cliente en la terapia en este momento. No es aconsejable preguntar demasiado profundamente sobre la vida o la historia del sujeto, a menos que sea directamente relevante para el tratamiento clínico.
El pronóstico a largo plazo para este trastorno no suele ser bueno. Las personas que sufren de este trastorno a menudo siguen afectados con síntomas a lo largo de su vida. No es raro ver a esas personas en programas de tratamiento de día u hospitales estatales. Otras modalidades, como terapia de familia o de grupo, no se recomiendan.

Farmacológico

Los medicamentos son generalmente contraindicados para este trastorno, ya que pueden despertar sospechas innecesarias que normalmente se traducirá en incumplimiento del tratamiento y el abandono. Los medicamentos que se prescriben para condiciones específicas se deben hacer para períodos de tiempo lo más breves posible.
Una medicación ansiolítica, como el diazepam, puede ser apropiada para prescribir si el cliente sufre de ansiedad severa o agitación, la cual comienza a interferir con el funcionamiento normal diario. Una medicación antipsicótica, tales como tioridazina o haloperidol, puede ser apropiado si un paciente se descompensa con agitación severa o pensamiento psicótico, que puede resultar dañino para él mismo o para otros.

Esfuerzo personal

Como es lógico, no hay grupos de apoyo de autoayuda o comunidades para alguien que sufre de este trastorno. Tales enfoques probablemente no serían muy eficaces porque una persona con este trastorno es probable que sea desconfiada y suspicaz de los demás (aunque padezcan la misma sintomatología) y sus motivaciones. Por este motivo el esfuerzo de superación debe salir de la propia persona.

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sábado, 9 de diciembre de 2017

Diferencias entre las emociones y los sentimientos



Cuando hablamos de emoción y sentimiento, pareciera que estas dos palabras podrían ser similares en cuanto a significado, sin embargo, existe una diferencia que muchos autores han explicado, motivo por el cual, a continuación te explico la diferencia dada  a cada concepto y las diferencias que tienen:



EMOCIÓN

Se puede definir con una reacción psicofisiológica que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del individuo cuando se percibe por ejemplo, un objeto, un lugar, un suceso o algún recuerdo importante.
Las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas biológicos, como por ejemplo las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del sistema nervioso y la del sistema endocrino, con el objetivo de que la reacción sea la mas optima a la vivencia de ese momento.
De hecho los sentimientos son el resultado de las emociones ya que las emociones son causadas por la liberación de neurotransmisores y hormonas, que sirven para establecer una adecuada posición con referencia al entorno y que nos impulsan o alejan de ciertas circunstancia. Dado lo anterior, existen 6 emociones básicas que son la Alegría, la Ira, la Tristeza, el Miedo, el Asco o Desagrado y la Sorpresa, mismas que posteriormente se convierten en un sentimiento.




SENTIMIENTO

El sentimiento se refiere a un estado de ánimo, mismo que puede ser expresado verbalmente, y este surge a partir de una emoción. En otras palabras, los sentimientos son emociones conceptualizadas que determinan el estado de ánimo, y estos se clasifican en positivos o negativos.
Existe una peculiaridad en los sentimientos, y es que estos son consientes ya que no podemos predecir las cosas que nos gustan o no nos gustan si no las conocemos, pero si sabemos que nos gusta aunque no lo tengamos en el momento o que no nos gusta y sentir aun así el desagrado.
Algunos ejemplos de sentimientos son el Amor, el Dolor, el Odio, el Rencor, la Compasión,tomando en cuenta que este también depende de factores externos o la interpretación de cada persona que da a las emociones para convertirlo en sentimiento.




DIFERENCIAS ENTRE EMOCIÓN Y SENTIMIENTO

·       El sentimiento se expresa verbalmente y la emoción solo es una expresión neurofisiológica
·       En los sentimientos interviene la conciencia, y la emoción es de manera inconsciente.
·       EL sentimiento es la interpretación de las emociones dadas, y la emoción es una reacción psicofisiológica que ocurre de manera automática y espontánea.
·       El sentimiento al ser consiente se puede manejar o gestionar y la emoción no.
·       La emoción tiene una duración muy corta y en ocasiones momentánea, sin embargo la emoción durara tanto como uno quiera.
·       La emoción siempre se da antes que un sentimiento, de hecho para que exista el sentimiento, es necesario una emoción.
·       La emoción tiene una intensidad mayor a los sentimientos, ya que en los sentimientos la intensidad puede varear.




Ambos son inseparables

Y aquí viene una aparente paradoja: aunque los conceptos de sentimiento y emoción se refieren a cosas diferentes, a la práctica allí donde hay una emoción hay siempre un sentimiento (o varios). Los dos se presentan a la vez, y las palabras que utilizamos para separados conceptualmente solo existen en la teoría para permitirnos entender de un modo más preciso acerca de qué parte de la experiencia consciente estamos describiendo.
Del mismo modo en el que allí donde hay unos genes hay un entorno que influye en el modo en el que estos se expresan, emoción y sentimientos no pueden presentarse por separado (en el ser humano consciente y sano) y por consiguiente se solaparán. La distinción entre ambos es más virtual y teórica que material.
Es por eso que la diferencia entre sentimiento y emoción solo se utiliza porque resulta útil en ciertos casos y porque cada una de ellas podría explicar diferentes procesos neurológicos que funcionan en paralelo, no porque efectivamente podamos aislar un sentimiento y separarlo de la emoción con la que se presenta. En psicología y neurociencias, para bien y para mal, las cosas no resultan tan sencillas.



Agradecimientos.

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