Muchas veces nos equivocamos al pensar
que la única forma de deshacernos del rencor es perdonando a la otra persona.
Sí, este aspecto es importante. Pero a veces imposible, pues cuando el daño
causado es grave el perdón no sería lo recomendable. En cambio, sí podemos
resolver este rencor en nosotros mismos, resolverlo con calma y serenidad para
que deje de producirnos tanto daño.
Y no, vengarse no es la solución más
adecuada. Vengarse implica bienestar y alivio, pero momentáneos. Dado que
normalmente existen sentimientos hacia la otra persona, la venganza produciría
finalmente culpa, arrepentimiento y más dolor.
Cómo canalizar el rencor
Un aspecto importante a tener en cuenta
es la nula utilidad del rencor. Puedes plantearte las siguientes preguntas:
¿Para qué me sirve sentirme así? ¿Sentir rencor tiene consecuencias positivas?
Efectivamente, no sirve de nada ni produce consecuencias positivas. Cargar con
el rencor a cuestas únicamente nos provoca dolor y malestar a nosotros mismos,
pues seguramente la otra persona no sienta culpa por el dolor que provocó.
Hacernos preguntas sin respuesta
constantemente tampoco ayuda (“¿Por qué a mí?”, “¿Por qué me hizo eso?”). No
sabemos ni sabremos las respuestas a dichas preguntas. Darle mil vueltas a lo
mismo, a lo injusto que fue no nos permitirá dejar de sentirnos mal. Entonces…
¿Para qué continuar así?
Por otra parte, aceptar y comprender el
dolor provocado por la otra persona nos puede ayudar a percibir lo que nos ha
ocurrido de otra forma más natural. Es necesario aceptar que los demás pueden
hacernos daño, pueden decepcionarnos, es parte de la vida y de las relaciones
sociales. Muchas veces desprendernos del rencor es complicado porque existe una
implicación emocional muy significativa en la relación con la otra persona. Sin
embargo, también tenemos que esforzarnos en entender que hasta las personas más
cercanas pueden decepcionarnos.
Centrarse en el presente nos puede servir
de gran ayuda también. Lo que ocurrió forma parte del pasado, ahora no puedes
hacer nada por cambiarlo. Por ello, seguir “estancado/a” en aquello no sirve de
nada y es perjudicial para ti.
Además, tienes que pensar que al dejar de
sentir rencor sales ganado, pues te liberas de un gran peso que llevabas encima
y que no te permitía sentirte bien. Evita pensar en la otra persona, en lo que
se merece por haberte hecho eso. Ya sabes que la venganza no es una solución.
Tu bienestar tiene que ser mucho más importante y primordial que el hecho de
devolver el daño que te han hecho. Por ello, adoptar una perspectiva en la que
deshacerte del rencor sea una gran liberación para ti puede servirte como apoyo
en el proceso.
Extrae conclusiones de lo ocurrido.
Aprende de las experiencias y las personas, y tómalo como una oportunidad para
madurar, crecer y mejorar como persona. Esto implica abandonar el rencor y el
odio, aceptar que las relaciones pueden cambiar y apartar la negatividad.
Puedes desahogarte. Establece un momento
para poner fin al malestar que sientes. Puedes hablarlo con alguien,
escribirlo, hablarlo contigo mismo/a…Se trata de dedicar un tiempo a
experimentar el dolor y a resolverlo, para no alargar el sufrimiento. Una vez
hecho esto, procura no volver hacia atrás y no recrearte en el rencor. Cuando
vuelvas a pensar en ello, recuerda las conclusiones a las que llegaste.
Si es posible, el camino más recomendable
es el perdón. Al perdonar a la otra persona estamos aceptando la ofensa y el
dolor que recibimos y también decidimos no sentir resentimiento ni ira hacia
quien nos ha provocado tal dolor. Esta solución produce consecuencias positivas
para ambas partes, resolviendo el conflicto y sintiendo paz con uno mismo.
Sentir rencor es una elección. Todas las
personas podemos encontrar motivos para sentirnos mal, y tristemente, lo
hacemos con mayor facilidad que para sentirnos bien. Y esto es una tarea
pendiente en la que, la mayoría de nosotros, tendríamos que trabajar. Es muy
importante ser “egoístas” en el sentido de ocuparnos y preocuparnos por sentir
sensaciones y emociones positivas, y que éstas sean frecuentes en nuestra vida
diaria.
Recomendaciones y Resumen
El rencor y el odio son dos sentimientos
muy profundos que se arraigan y terminan desequilibrando nuestra mente y
cuerpo.
El rencor es un enojo profundo y
persistente; un resentimiento arraigado que desequilibra y enferma el cuerpo y
la mente.
El odio y el rencor, a la larga, es un
profundo resentimiento y se basan en la necesidad de decir algo que jamás se ha
podido expresar.
Olvidar y perdonar nos permite, en primer
lugar, controlar nuestras emociones y reacciones.
Olvidar, perdonar y perdonarnos, aunque doloroso,
es deshacernos de la pesada carga de la culpabilidad, la amargura, la ira que
nos embarga cuando nos sentimos heridos.
La máxima herramienta que te brindo es la de “Olvida
y Perdona”.
Fuente.- La psicología Sin diván
Fuente.- La psicología Sin diván
Agradecimientos.
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