En principio todos los
terapeutas queremos pensar que todas las personas cuando vienen a la consulta
se quieren curar, pero a veces tenemos que aceptar
que no es así, que tan solo necesitan compartir su historia, pero no salir de
ella.
A menudo la sanación no es un camino valido para esa persona.
Hay diversos motivos por los que la persona no se quiere curar, o no es capaz de acceder a esa curación. Por un lado tenemos que la persona no quiere dejar atrás el pasado o tiene miedo al cambio.
El estar anclados en el pasado hace que no podamos estar en el momento actual al 100%, que estemos malgastando energías de manera inútil en algo que ya no tiene cambio posible. La curación requiere que la persona este en el momento presente. Seguir en ese pasado solo alimenta el resentimiento y la amargura vivida.
No dejar de ser víctima, no perdonar ni querer cerrar la herida tiene que ver con liberarnos de la etiqueta de víctima. Si tuvimos la desgracia de que alguien o algo nos causara un daño, pero al llevarlo al momento presente solo hacemos que ese daño se consolide y se haga más fuerte. Lo mismo pasa con la etiquetas, cuando uno se obsesiona con determinada patología y acaba siendo parte de él.
El cambio supone dejar el estado anterior en el que la persona en ocasiones ha conseguido encontrar el aliento y el apoyo de otros. Este estado de dolor ha conseguido por otro lado un bienestar por este apoyo y por otro ha aprendido que puede conseguir manipular y controlar a los demás. Ante esta situación el cambio puede ser aterrador, puede ser incluso doloroso al tener que abandonar ese bienestar que cubre el dolor e incluso hace que para la persona sea una situación de confort.
Así pues salir de ese estado no es solo poder sino querer y por lo tanto un esfuerzo consciente, con la ayuda necesaria.
A menudo la sanación no es un camino valido para esa persona.
Hay diversos motivos por los que la persona no se quiere curar, o no es capaz de acceder a esa curación. Por un lado tenemos que la persona no quiere dejar atrás el pasado o tiene miedo al cambio.
El estar anclados en el pasado hace que no podamos estar en el momento actual al 100%, que estemos malgastando energías de manera inútil en algo que ya no tiene cambio posible. La curación requiere que la persona este en el momento presente. Seguir en ese pasado solo alimenta el resentimiento y la amargura vivida.
No dejar de ser víctima, no perdonar ni querer cerrar la herida tiene que ver con liberarnos de la etiqueta de víctima. Si tuvimos la desgracia de que alguien o algo nos causara un daño, pero al llevarlo al momento presente solo hacemos que ese daño se consolide y se haga más fuerte. Lo mismo pasa con la etiquetas, cuando uno se obsesiona con determinada patología y acaba siendo parte de él.
El cambio supone dejar el estado anterior en el que la persona en ocasiones ha conseguido encontrar el aliento y el apoyo de otros. Este estado de dolor ha conseguido por otro lado un bienestar por este apoyo y por otro ha aprendido que puede conseguir manipular y controlar a los demás. Ante esta situación el cambio puede ser aterrador, puede ser incluso doloroso al tener que abandonar ese bienestar que cubre el dolor e incluso hace que para la persona sea una situación de confort.
Así pues salir de ese estado no es solo poder sino querer y por lo tanto un esfuerzo consciente, con la ayuda necesaria.
Liliana Schmit
Terapeuta Floral Sistema Bach
Terapeuta Floral Sistema Bach