viernes, 26 de mayo de 2017

Dependencia Emocional (El vacío que nadie llena)



¿Qué es la dependencia emocional? 
      La persona con dependencia emocional manifiesta una necesidad extrema de carácter afectivo hacia su pareja a lo largo de las diferentes relaciones que haya podido tener. Percibe como vital el hecho de estar en pareja, no soporta la soledad y necesita estar al lado de alguien a quien probablemente idealizará. En general, se trata de personas que tienen pareja desde la adolescencia, experimentan las rupturas como verdaderas catástrofes y suelen hacer todo lo posible por reanudar una relación que no funciona, ofreciendo a sus compañeros una actitud sumisa y una predisposición a aceptar prácticamente cualquier demanda.
Las tres características esenciales de la dependencia emocional son mostrar comportamientos de sumisión, tener pensamientos intrusivos sobre la pareja (p. ej., angustia ante la posibilidad de una ruptura…) y un sentimiento intenso de miedo al abandono. No debe caerse en el error de asumir que la persona sufre una adicción a la pareja del momento presente, esta problemática trasciende al momento actual, es una tendencia, un patrón de comportamiento caracterizado por buscar y mantener relaciones sentimentales para cubrir una necesidad afectiva desmedida.
 En las relaciones típicas de las personas con dependencia emocional suele repetirse un ciclo constituido por cinco fases:
  • Fase de euforiaen la que el dependiente se siente verdaderamente feliz por el inicio de una relación con una pareja idealizada desde el primer instante.
  • Fase de subordinación en la que se construye una relación desequilibrada entre un sujeto sumiso y otro dominante en la cual hay una tendencia a que cada uno de los componentes de la pareja afiance e incremente su rol: el sumiso con el transcurso del tiempo se muestra cada vez más sumiso con el objetivo de no perder a su acompañante y el dominante a su vez tiende a imponer cada vez mayores exigencias.
  • Fase de deterioro, generalmente de larga duración en la que el dependiente puede llegar a soportar situaciones injustas, humillantes o incluso maltrato psicológico o físico.
  • Fase de ruptura, mayoritariamente iniciada por la pareja dominante, con el consecuente periodo de intenso sufrimiento por parte del dependiente.
  • Aparece un triple escenario, puede ocurrir que tras los incesantes ruegos y súplicas, el dependiente persuada a su pareja para reiniciar la relación, que el dependiente encuentre a alguien que acepte iniciar otra relación de las mismas características en sustitución de la anterior o que inicie lo que se denomina una relación de transición. En esta última situación, cuya única función es paliar el malestar derivado de la ruptura, el dependiente emocional no mantiene el típico patrón de sumisión e idealización, desarrolla una relación fría y temporal hasta que aparezca de nuevo el candidato adecuado, momento en el cual volvería a iniciarse el ciclo.

Otras características de la dependencia emocional 



  • La vida del dependiente emocional gira en torno a la pareja, por ello no será infrecuente detectar un claro descuido o incluso abandono de amigos, familia o trabajo. Durante el tiempo en el cual la pareja está ausente, sus pensamientos y atención están dirigidos a este único elemento que da sentido a su vida.
  • El dependiente emocional se anula en gran medida, vive bajo el reflejo de la pareja. Las relaciones mantenidas se basan en la idealización de la pareja y en una actitud de sumisión (aunque hay formas atípicas en las que esto no es así).
  • El dependiente emocional presenta baja autoestimaautodesprecio, autorechazo, odio e incluso un intenso sentimiento de aversión hacia sí mismo. Esta es la clave que explica por qué es tan insopotable la soledad ¿Cómo soportar la propia existencia siendo alguien tan poco valioso? Se centra toda la atención en alguien “perfecto”, que alberga un gran valor por el mero hecho de existir y que hace invisible al propio ser con su brillo.
  • El miedo al abandono o a la ruptura de la relación serán constantes y como es esperable, los intentos por reanuar la relación a cualquier precio serán situaciones cotidianas en la vida de los dependientes emocionales.
  • El dependiente emocional presenta una clara tendencia a sufrir otro tipo de patologías, especialmente trastornos relacionados con la ansiedad y la depresión. Los momentos de ruptura sentimental o periodos de soledad serán los momentos de mayor incidencia de estos trastornos.
  • La persona mantendrá esta conducta a lo largo del tiempo a menos que inicie tratamiento psicológico, el motivo es que este comportamiento está en relación con un determinado patrón de personalidad que tenderá a mantenerse estable. 
     En una relación basada en un marcado desequilibrio no solo sufre el dependiente emocional sino también su pareja. La pareja del dependiente puede experimentar una intensa presión y agobio (p. ej., tener que estar siempre localizable, llamadas constantes, “imposibilidad” de dejar la relación sin ser expuestos a todo tipo de chantaje emocional, etc.). Existen además formas atípicas de personas con dependencia emocional en las que, por ejemplo, éstos adquieren un rol dominante en lugar de sumiso. En tales casos, las parejas de los dependientes sufren hostilidad, violencia psicológica e incluso física, celos extremos y toda una serie de conductas inadecuadas que responden a la necesidad de control de su  posesión más valorada: la pareja.
Relaciones destructivas



     La dependencia emocional no debe confundirse con otro tipo de relaciones destructivas como son la codependencia y la dependencia instrumental.
En el fenómeno de codependencia la persona tiende a buscar sin saberlo relaciones con sujetos con problemas (p. ej., adictos a drogas u otro tipo de problemas) con el objetivo de ejercer el rol de cuidador,papel que le genera de alguna forma satisfacción y sentimiento de utilidad.El codependiente entrega su vida (al menos mientras dure la relación) al cuidado, protección e incluso encubrimiento de la pareja, haciendo todo lo posible por controlarla y por “salvarla” de sus problemas. Mientras que la pareja del dependiente emocional suele ser dominante y narcisista, alguien que se siente cómodo en una posición de dominancia y superioridad, la pareja del codependiente adquiere un papel pasivo, “se deja llevar” por un compañero que se afana en solventar todos sus problemas.
En la dependencia instrumental la persona no es capaz de tomar las riendas de su propia vida, se siente insegura, carece de iniciativa y autonomía, tiene la sensación de no poder valerse por sí misma y no ser capaz de tomar sus propias decisiones o hacerse cargo de sus propias responsabilidades. El dependiente emocional suele ser alguien que ha tenido que apañárselas solo desde muy temprana edad mientras que el instrumental parece en la actualidad un niño indefenso dentro del cuerpo de un adulto.
¿Qué caracteriza a una relación destructiva?
El único motivo adecuado para iniciar o mantener una relación sentimental debería ser el refuerzo positivo que esta me aporta como persona, cómo me complementa y cómo contribuye (junto a otros sectores de mi vida: trabajo, amigos, familia, etc) a mi bienestar. ¿Por qué tengo una pareja? Porque no soporto la soledad, porque no imagino mi vida sin mi pareja aunque mi pareja no me hace feliz, porque no soy capaz de manejar mi vida yo solo. Cualquiera de estas respuestas debe tomarse como una señal de alarma que avisa sobre la posible existencia de una relación destructiva y desequilibrada.

Las consecuencias de la dependencia emocional


La dependencia afectiva es un problema que se debe solucionar cuanto antes, ya que suele envolver a la persona en una espiral de negatividad que puede dar pie a otros problemas psicológicos. Algunas de las consecuencias más comunes de la dependencia emocional son:
  • Rupturas de pareja repetidas. La persona que sufre una dependencia emocional de pareja se ve envuelta en un círculo de continuas rupturas y reconciliaciones. Lo que sucede es que, en el fondo, la forma de ser de su pareja no le satisface, pero como siente una necesidad enfermiza, termina dando su brazo a torcer porque no soporta la idea de perderla.
  • Insatisfacción y frustración. En realidad, el dependiente emocional nunca encuentra tranquilidad porque incluso cuando tiene a su lado a la persona que ama, le atormenta la idea de perderla. Como resultado, mantiene una relación agobiante que termina dando lugar a desencuentros y discusiones. De esta forma, vive en un estado de insatisfacción y frustración casi permanentes.
  • Pérdida del “yo”. La persona dependiente se va aislando, reduce su actividad social para entregarse por completo a su pareja. Poco a poco, deja de ser quien es, ya que, al centrarse tanto en el otro, deja de pensar en lo que desea o le gusta, y comienza a vivir a través de las necesidades y preferencias de su pareja. Sin embargo, cuando una persona abandona sus sueños y metas, el “yo” comienza a difuminarse y llega un punto en que ya no sabe si actúa de cierta forma porque realmente le satisface o solo porque desea agradar a la persona que tiene a su lado.
  • Celos patológicos. La persona dependiente suele entregarse por completo y a ciegas a la relación, por lo que espera lo mismo del otro, si no ocurre así, suele experimentar celos que alcanzan un nivel patológico. A medida que la relación avanza, el dependiente emocional exigirá cada vez más tiempo y muestras de cariño, llegando a agobiar al otro, por lo que, a la larga, si no logra superar la dependencia emocional, perderá a la persona amada.
  • Trastornos psicológicos. En muchos casos, la ruptura de la relación genera un trauma difícil de superar. La persona dependiente puede reaccionar escondiéndose tras comportamientos adictivos que pueden dar pie a la bulimia, el alcoholismo o la drogadicción. También es usual que aparezcan cuadros depresivos o que se desencadenen comportamientos obsesivos, que se convierten en una vía para liberar la tensión.
Fuente.-  Francisco Olivas

Agradecimientos.

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1 comentario:

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