Las personas que padecen un trastorno límite de
personalidad experimentan un sufrimiento psíquico muy grande, atravesando
momentos de mucha desesperación tanto ellos como quienes le rodean, familiares,
parejas, amigos que no saben cómo tratarlos a veces para no hacerles daño o
evitar que reaccionen de forma desmedida dañando a los que más quieren.
Las características principales que pueden definir al
trastorno límite o TLP, son la inestabilidad emocional y la impulsividad,
puesto que son altamente sensibles y presentan una alta reactividad ante los
conflictos y problemas, principalmente a través de conductas impulsivas, que a
pesar de buscar acabar con un malestar interno, a veces lo aumentan provocando
algo peor.
La inestabilidad emocional se caracteriza porque ante
determinados estímulos que la persona evalúa como negativos, puede sentir una
angustia, miedo, ira o desesperación muy intensos, que se manifiestan en picos
altos y bajos, a modo de montaña rusa de los estados de ánimo, generando una
sensación interna de caos y descontrol que resulta abrumadora.
Este modo de reaccionar genera problemas en su autoimagen,
objetivos y aspiraciones, que se van modificando al compás de los vaivenes
emocionales ocasionando marcados sentimientos de inadecuación, vergüenza, que
viven hacia adentro, desde su cara más oculta y por supuesto y sobre todo,
dificultad para relacionarse con los demás.
Las relaciones interpersonales suelen ser intensas,
fusionales e inestables. Pasan por etapas de alta idealización del otro, donde
lo es todo y es lo mejor, pero también de un momento a otro, producto de los
cambios bruscos emocionales, la misma persona se convierte en objeto de su
desprecio, experimentando hacia ella una desvalorización absoluta.
Inicio del Trastorno Límite de Personalidad
El Trastorno Límite de la
Personalidad aparece principalmente en la edad adulta temprana o
la adolescencia. Aun así, generalmente el
patrón inestable de interactuar con los demás ha existido previamente durante
años y está estrechamente relacionado con la propia imagen de la persona y las
interacciones sociales tempranas. El patrón de conducta se presenta en una
variedad de entornos (por ejemplo, no sólo en el trabajo o en el hogar) y, a
menudo se acompaña de una intensa labilidad (fluctúa su estado, a veces de una
manera rápida) en las emociones y los sentimientos de una persona.
Aparentemente el TLP es más común
en mujeres que en hombres (el 74% de casos diagnosticados son mujeres), pero
esto no se sabe a ciencia cierta, hay quien dice que probablemente se reconoce
con menos frecuencia en los hombres, que son menos propensos a buscar
tratamiento. Se cree que afecta a entre el 1,6 y el 5,9 por ciento de la
población general.
Características principales del TLP
Las personas con TLP son extremadamente sensibles a las circunstancias ambientales. La percepción de una separación o un rechazo inminente, o la pérdida de una estructura externa, puede llevarles a profundos cambios en su autoimagen, su afecto, su cognición y su comportamiento. Suelen experimentar intensos temores al abandono e ira inapropiada, incluso cuando se enfrentan a una separación de tiempo limitado y realista, o cuando hay cambios inevitables en sus planes (por ejemplo, la desesperación repentina como reacción al anunciar el final de un tratamiento médico, pánico o furia cuando alguien importante para ellos llega unos minutos tarde o debe cancelar una cita, etc.). De alguna forma tienden a creer que este “abandono” implica que ellos son “malos”. Estos temores de abandono están relacionados con una intolerancia a la soledad y la necesidad de tener constantemente otras personas a su lado.
Síntomas del TLP
Una persona con este trastorno también suele exhibir comportamientos impulsivos y tienen la mayoría de los siguientes síntomas:
- Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario.
- Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañina para sí mismos (por ejemplo, gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida).
- Inestabilidad emocional debido a la reactividad significativa del estado de ánimo (por ejemplo, episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad que suelen durar unas horas y rara vez más de unos pocos días).
- Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas, caracterizadas por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
- Alteración de la identidad, como una autoimagen o sentido de sí inestable significativa y persistente.
- Conductas suicidas recurrentes, ya sea con gestos o amenazas, o comportamiento de automutilación.
- Sentimientos crónicos de vacío.
- Ira intensa y dificultad para controlarla (por ejemplo, muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
- Pensamientos paranoides relacionadas con el estrés transitorios o síntomas disociativos graves
Por otro lado, según el psicólogo J. Pretzer, las personas con TLP conciben el mundo en términos dicotómicos, es decir, sus opiniones sobre ellos mismos, el mundo y el futuro tienden a ser completamente positivas o completamente negativas. Esta forma de pensar desemboca en emociones extremadamente intensas, extremas y rápidamente cambiantes, sin posibilidad de términos medios. Como consecuencia, los que se encuentran a su lado perciben estos cambios como irracionales y aleatorios.
Por suerte, el TLP generalmente disminuye de intensidad con la edad, muchas personas que han experimentado algunos de los síntomas más extremos, con el tiempo han ido disminuyendo, y los 40 o 50 años en la mayoría de ellos incluso han desaparecido.
¿Cómo se diagnostica el TLP?
Los trastornos de personalidad, como el TLP se diagnostican por un profesional de salud mental capacitado, como un psicólogo o psiquiatra. Los médicos de familia y médicos de familia en general, no suelen estar capacitados o bien equipados para realizar este tipo de diagnóstico psicológico. Así, mientras que puede consultar inicialmente un médico de familia acerca de este problema, se debe derivar a un profesional de salud mental para su diagnóstico y tratamiento.
Por desgracia, muchas personas con TLP no buscan tratamiento hasta que la enfermedad comienza a interferir de manera significativa o no afectar la vida de otra persona. Esto suele ocurrir cuando los recursos de afrontamiento de la otra persona se han agotado a la hora de lidiar con el estrés u otros eventos de la vida.
Causas del Trastorno Límite de la Personalidad
Todavía hoy no se sabe qué causa el TLP. Hay muchas teorías, sin embargo, sobre las posibles causas, sin embargo la mayoría de los profesionales apuntan a un modelo biopsicosocial de la causalidad, es decir, las causas son probablemente debido a la interacción de factores genéticos, sociales (por ejemplo, cómo una persona interactúa en su desarrollo temprano con su familia y amigos y otros niños), y psicológicos (la personalidad y el temperamento del individuo, moldeados por su entorno y su aprendizaje en habilidades para lidiar con el estrés de afrontamiento). Esto sugiere que ningún factor es responsable, más bien, es la naturaleza compleja y probablemente entrelazadas de los tres factores que son importantes. Si una persona tiene TLP, la investigación sugiere que hay un ligero aumento del riesgo para este trastorno que se “transmite” a sus hijos.
Tratamiento del Trastorno Límite de la Personalidad
Tratamiento del trastorno límite de la personalidad suele implicar psicoterapia con un terapeuta que tenga experiencia en el tratamiento de este tipo de trastorno de la personalidad. Los medicamentos también se pueden prescribir para ayudar con los síntomas preocupantes y debilitantes específicos.
Fuente.- Marta Guerri (psicoactiva)
Fuente.- Marta Guerri (psicoactiva)
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