Los comportamientos obsesivos son actos y
pensamientos repetitivos caracterizados por el perfeccionamiento extremo y la
inflexibilidad, siempre se realizan de la misma forma o con modificaciones
sistemáticas de determinados actos de la vida cotidiana, quienes los sufren
tienen conductas rígidas constantes que no pueden apartar de la mente y que
alteran diferentes áreas de su vida.
Los comportamientos obsesivos están en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero quien los padece es incapaz de librarse de ellos. Cuando se marcan objetivos inalcanzables por su perfeccionismo o por alguna imposibilidad que no les permite realizarlos meticulosamente, prefieren no hacerlos antes que delegarlos. Son personas detallistas, rígidas, perfeccionistas, tienen un exagerado sentido del orden de la limpieza y del deber, son desconfiadas, obstinadas, indecisas y ante una situación con varias opciones, cuando finalmente han podido llegar a una conclusión después de meditarla concienzudamente sobre cual es la más conveniente, acostumbran a pensar que se han equivocado en la elección, y que la mejor opción era la que habían descartado.
La persona obsesiva tiene conciencia de
su situación, pero presenta dificultades para delimitar cuando empieza la patología. Hay personas que
tienen una personalidad con rasgos obsesivos que se han adaptado a su identidad,
pero no por esto no les ocasiona malestar. Son
personas que piensan que estas obsesiones forman parte de su manera de
ser y aunque se ven obligadas ha cambiar comportamientos debido a ellas, no toman conciencia que son obsesiones que
les impiden llevar una vida sana emocionalmente su meticulosidad, en según que
aspectos, incluso les gusta ya que buscan la perfección en todo lo que hacen,
aunque están tan pendientes y preocupadas por los detalles que pierden de vista
el objeto principal de la actividad.
La insistente rigidez mental de los obsesivos les impide ser espontáneos, pues todo lo han de tener controlado y cuando por la razón que sea han de delegar una responsabilidad, exigen a los demás que la realicen del mismo modo que lo harían ellos, ya que es de la única forma en que el resultado será el correcto y, para conseguir el éxito deseado, se extienden en dar explicaciones e instrucciones muy detalladas sobre cómo se ha de realizar la acción. Cuando el hecho que se ha confiado no ha salido según sus expectativas se sorprenden, se irritan y no entienden como, después de sus extendidas directrices, los demás no han sido capaces de realizarlo correctamente.
Las personas que ayudan y dan apoyo a un
obsesivo nunca tienen la seguridad de si han realizado bien aquello que se les
encomendó, porque sus tareas serán meticulosamente examinadas una vez
finalizadas; si el resultado no ha sido satisfactorio, la persona obsesiva
utilizará artimañas para hacer surgir sentimientos de culpa y de inferioridad a
quien ha pedido ayuda, de esta manera no podrá negarse a repetir lo que se le
encargó y no lo efectuó satisfactoriamente;
el obsesivo podrá evitarse, de esta manera, la angustia que le crea que el resultado no
sea como lo había esperado. Las personas
que colaboran con un obsesivo han de ser emocionalmente fuertes para no padecer
problemas de estrés, de nerviosismo, de inquietud…, ya que están expuestas a
controles y a exagerados rigores.
Los individuos que conviven con alguien con rasgos de personalidad obsesiva, pueden tener la sensación que todo les da igual, que no tienen la capacidad necesaria para actuar y gestionar bien los posibles problemas que puedan surgir en el día a día, ya que no son muy exigentes ni con los demás ni con ellos mismos. Cuando delegan un trabajo, no están pendientes de como se realiza y, si el resultado final no es el esperado no dramatizan los hechos como lo haría la persona obsesiva, al no ser tan escrupulosos, se pueden infravalorar por no tener la necesidad de controlar y exigir a los demás la perfección que exigiría el obsesivo. Esta no necesidad de exigencias hacia los demás y hacia uno mismo, se ha de sentir como algo positivo en lugar de negativo, ya que demuestran que se es lo suficientemente maduro para reflexionar y valorar si, delante de un determinado acontecimiento, es más efectivo no darle mucha importancia para no encontrarse mal anímicamente pudiendo tener incluso repercusiones nocivas físicas o, al contrario, quererlo cambiar aún sabiendo que les va a perjudicar.
La convivencia con alguien obsesivo es complicada debido a que el obsesivo no es consciente del hecho de que las demás personas puedan impacientarse o enfadarse por sus comportamientos tan perfeccionistas, conductas que muchas veces interfieren en la realización de objetivos llegando incluso a no realizarlos. El obsesivo preferirá no efectuar el proyecto antes que dejar al azar algún detalle, pero para la persona que no lo es esta manera de convivencia le será muy dura anímica y físicamente.
Fuente.- Georgina Bermejo
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