El consumo de drogas se inicia muchas
veces por curiosidad, para probar experiencias nuevas, como diversión, para
sentirse aceptado en el grupo, porque lo hacen los amigos, por oposición frente
a los adultos, como forma de evasión de la vida cotidiana y de las obligaciones
y también, no es extraño que se inicie el consumo de drogas en un marco
familiar con situaciones de crisis permanente. Quien consume drogas no sólo le
afecta a él, sino que transciende a todo el ámbito familiar.
Las adicciones tienen consecuencias negativas asociadas que repercuten en muchos aspectos diferentes de la vida de la persona que las consume. Se perturban las relaciones familiares y de pareja, aparecen discusiones frecuentes, se interrumpe la comunicación, hay pérdida de confianza, de alejamiento emocional… El entorno social de amistades se reduce al núcleo adictivo. El ámbito laboral también queda dañado debido a que se resta tiempo al trabajo para buscar la droga o para recuperarse de su uso; el adicto suele llegar tarde, su productividad es menor, se deteriora la calidad del trabajo o incluso su pérdida. Cuando su economía se ve dañada, para poder sufragar los gastos de la adicción, a veces se ve obligado a recurrir a actividades ilegales.
Una adicción es nociva cuando se vuelve
en contra de uno mismo y de las personas del
entorno del adicto. Al principio, con la adicción se obtiene cierta
gratificación aparente igual que con un hábito, pero a medida que pasa el
tiempo la conducta de quién la consume empieza a tener consecuencias negativas
en su vida. Los comportamientos adictivos producen placer, alivio y otras
compensaciones a corto plazo, pero provocan dolor, desastre, desolación y
muchos problemas a medio plazo. En general, la adicción es vivida como una
obsesión que dirige gran parte del tiempo, de la energía y de la atención de
quien la consume. El estilo de vida se vuelve monótono, todo gira en torno a la
adicción y todo lo demás pasa a un segundo plano.
La adicción es el substituto de
insatisfacciones, de falta de cariño, de estados anímicos que provocan
inestabilidad emocional, también de miedos para enfrentarse a episodios
dolorosos de la vida del consumidor no resueltos y que le provocan ansiedad. La
adicción es una defensa y una protección contra cualquier conflicto emocional,
consciente o inconsciente sobre la base de carencias afectivas. También es una
defensa contra la propia responsabilidad de crecer y madurar emocionalmente.
Hay personas adictas, principalmente adolescentes, que no perciben las consecuencias negativas asociadas a la adicción, por lo que seguirán con el comportamiento nocivo. Otros individuos aceptan su proceder adictivo como irremediable y perjudicial, asumiendo los riesgos que conlleva su consumo, no se sienten vulnerables ni piensan en la gravedad del problema para su salud, por lo que no consideran la necesidad de hacer ningún cambio de conducta.
Hay personas, que no necesariamente han
de ser jóvenes o adolescentes, que para
divertirse los días festivos toman despreocupadamente cualquier tipo de droga,
no pueden concebir la diversión sin su consumo, tienen la sensación que, sino
consumen alcohol o cualquier otro tipo de drogas no han conseguido gozar y
pasarlo bien plenamente. Son personas que aunque sólo tomen drogas para
divertirse, el consumo las hace muy vulnerables y propensas a la adicción con
todos los riesgos que ello conlleva.
El adicto necesita gratificarse con
cualquier objeto (drogas, alcohol, juego, trabajo, etc.) para aliviar su
malestar emocional; es narcisista pasivo y sólo desea auto gratificarse cosa
que realiza por medio de la adicción, pero con esta gratificación se siente
culpable y perseguido por la sociedad que lo considera un “vicioso”,
esto provoca que no busque ayuda para solucionar sus conflictos hasta
que su situación se hace insostenible y su adicción grave.
El abuso del consumo de drogas puede
provocar diferentes tipos de trastornos físicos psicológicos y sociales,
-Trastornos psicológicos: estados de
ánimo negativo e irritabilidad, actitudes defensivas, baja autoestima,
sentimientos de culpa, depresión, psicosis, paranoia…
-Problemas de salud: insomnio, fatiga,
pérdida de apetito, úlcera, además de los trastornos físicos y enfermedades
provocadas por cada sustancia en particular.
-Problemas sociales: agresiones,
conflictos raciales, desorden público, marginación…
Para el adicto conseguir y usar la droga
se ha convertido casi en lo más importante en su vida. Son personas egoístas y
egocéntricas, no les importa nadie más que ellos mismos.
Al adicto le será muy difícil pedir ayuda
psicológica ya que no es consciente de su problema debido a un mecanismo de
defensa denominado negación. Este
mecanismo de defensa surge cuando el adicto empieza a acumular problemas laborales, familiares y sociales negando, que
la droga sea un problema que no puede controlar y que los efectos negativos en
su vida tengan alguna conexión con su uso. La negación es un proceso mental
ficticio, negar la propia adicción o sus consecuencias significa estar fuera
del contacto con la realidad.
Fuente.- Georgina Bermejo
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